|
Las últimas palabras de Jerónimo,
poco antes de morir, son para sus compañeros un testamento que
condensa no sólo su experiencia espiritual sino también un verdadero
itinerario de vida cristiana:
«Seguid el camino de Cristo
Crucificado,
renunciad al mundo,
amaos los unos a los otros,
servid a los pobres».
Una vida de caridad para con los
pobres se apoya siempre en una comunidad de hombres o mujeres que
viven el mandamiento del amor, teniendo a Dios como único fin y como
razón de ser, el amor de Cristo en su máxima expresión: la cruz.
|
|