Girolamo e i primi compagni: vetrata della Basilica di S. Girolamo a Somasca

La muerte prematura del Santo, en 1537, supuso para la Compañía un momento de crisis: seguir adelante y pilotar la barca o volver cada uno por donde había venido (había, entre sus seguidores, laicos, sacerdotes diocesanos e incluso religiosos). La crisis pudo superarse gracias a la aprobación diocesana concedida, en 1538, por el entonces obispo de Bérgamo.

Ante las dificultades concretas para trabajar en algunas ciudades, Pablo III concedió, en 1540, la aprobación apostólica, que les permitía nombrar superiores y redactar unas constituciones.

LOS POBRES DE SOMASCA

En sus primeros años, la Congregación se dedicó casi exclusivamente al cuidado de los huérfanos, alcanzando en este campo una verdadera especialización. Del 1547 al 1555, dado que no se resolvían algunos problemas jurídicos, los servidores se unieron a los Teatinos, aunque, contemporáneamente, los primeros compañeros de Jerónimo -Lanzi, Carpani, los dos Gambarana...- no desistieron en ningún momento en su empeño por desarrollar una ingente labor de promoción de la Compañía.
Y entonces entendieron que para tener continuidad era necesario pasar de cofradía preconciliar a congregación religiosa.
Fue san Pío V quien concedió a los pobres de Somasca el rango de Orden Religiosa, el 6 de diciembre de 1568.

LA ORDEN DE LOS PADRES SOMASCOS

Esta nueva situación jurídica trajo a la Congregación un considerable desarrollo: surgieron las obras de Piacenza, Siena, Alessandria, Napoli, Macerata y Lodi.

Además, la experiencia de los Somascos en el campo de la formación hizo que se les encomendara la gestión de los nuevos Seminarios, recientemente instituidos por el Concilio de Trento, y ayudaron a muchos obispos a poner en marcha estas instituciones (por ejemplo en Venecia, el seminario patriarcal en 1579 y el ducal en 1590...). Después vinieron los colegios: el Colegio Gallio, de Como,  en 1583 (hoy el colegio religioso más antiguo de Europa), y el famoso Colegio Clementino de Roma, para nobles, en 1595.

Y a pesar de cierta oposición, se abrieron también algunas escuelas públicas. La actividad docente significó un hito importante para la Congregación durante todo el 1600, llegando a ocuparse de ella casi la mitad de las casas. En 1650 los Somascos eran 486, de los cuales 147 hermanos legos y 41 agregados; éstos emitían votos privados y vivían en comunidad, exactamente igual que los religiosos. En esa misma fecha, los Somascos ejercían también la cura de almas y el ministerio pastoral en once parroquias. Y a pesar de ser relativamente pocos los sacerdote, doce de ellos fueron consagrados obispos.


Panorama di SomascaDE 1650 A 1750

 

Los orfanatos. Durante estos cien años la Congregación se especializó sobre todo en el campo de la enseñanza. Fueron pocas las peticiones para orfanatos.

  Los seminarios. A lo largo de todo el siglo XVII las peticiones para que aceptásemos la dirección de seminarios fueron continuas: Macerata, Treviso, Vigevano, Belluno, Caserta.

  Los colegios. En el campo de la enseñanza, la Orden opta claramente en favor de la educación de los hijos de familias que no pueden pagar sus estudios, aceptando la dirección de escuelas públicas municipales gratuitas, a cambio únicamente de casa y comida para los religiosos.


DE LA SUPRESIÓN A LA RECUPERACIÓN

Durante el período iluminista, la Congregación (que estaba dividida en tres Provincias: lombarda, véneta y romana), sufrió frecuentes ataques, que culminaron en 1768 con la separación de la Provincia Véneta de la Congregación. Además, se cerraron varias casas y hubo que admitir párrocos procedentes del clero secular en algunas parroquias. En 1783, el gobierno austríaco decretó la separación de la Provincia Lombarda del resto de la Orden, y en 1784 se creó la Provincia de Génova, con el colegio de Novi Ligure y las casas de la Maddalena y Santo Spirito, de la capital ligur. Con la llegada de Napoleón, la Orden fue reducida prácticamente a cero; en 1802 desapareció la Provincia Piamontesa; se cerraron los colegios Capece, Caracciolo y Macedonio, de Nápoles; en Roma, tras el destierro de Pío VI, se cierra el Clementino.

  En 1815, bajo el dominio austríaco, se formó en Lombradía la Provincia Lombardo véneta y se abrieron nuevas instituciones.

Con la unificación italiana, debido a las leyes anticlericales, se cerraron 18 casas, se incautaron los bienes y se obligó los religiosos a disolverse. La Orden se pudo salvar porque algunos de estos religiosos se unieron formando sociedades privadas para así rescatar algunos bienes. La primera guerra mundial significó un nuevo y durísimo golpe, pues muchos religiosos fueron llamados a las armas.

Con la apertura de la primera misión en El Salvador, de la mano de P. Brunetti, que allí llegaba el 5 de octubre de 1921, la Congregación empezó de nuevo a respirar; a ello contribuyó también el impulso dado por los Padres Turco y Ceriani con la creación de seminarios y casas de formación.